Espectáculos terrícolas

Hoy he asistido a dos espectáculos que levantan pasiones entre los humanos y que muestran su atraso mental.
El primero, que se realiza en un escenario parecido a los anfiteatros de nuestros antepasados hace miles de años, se celebra ante el público una especie de combate en la que once hombres en paños menores tratan de llevar una bola elástica del tamaño de una cabeza humana dentro de una red defendida por otros once que tratan lo mismo pero en la cesta de los primeros. Se llama fútbol o balompié.
Lo curioso los espectadores no solo toman partido de uno u otro bando sino que al contrario le atribuyen todos los defectos del mundo y se les desea lo peor. Aunque el personaje mas odiado es el llamado árbitro que modera el combate y que es blanco de las iras de todo el mundo, jugadores incluídos. Una cosa curiosa es que se elije a los árbitros, según me cuentan, entre los más ineptos y además todos ellos son engañados por sus parejas y su progenitora vende su cuerpo por estampitas de colores como las chicas del club Venus. Se ve que tu profesión influye en la profesión de tus descendientes. Pero en fin yo me divertí.

El segundo espectáculo es muy diferente y desagradable. Se realiza en una especie de anfiteatro circular en la que unos señores, llamados toreros, de traje ajustado, tanto que se le marcan sus genitales, se dedican a clavarles púas a un animal llamado toro al que al final mata con un estilete gigante, el llamado maestro, luego de aventarlo con un trapo rojo. Mientras más daño le hacen al animal más aplaude la gente y si el toro hace daño torero aún la gente goza y aplaude más. Un horror.

Cuando le pase al informe a Fina no se lo va a creer. No se lo podrá “de" creer como dice el Paco Pérez, gracias al cual modifico mi lenguaje que venia defectuoso en mi chip de español. Ahora se que no se dice polígono sino “pólíngano” ni vacunar sino envacuná.

Corto y cierro