Me ha visitado un terrícola que vive en el bajo. Se ocupa de vigilar la entrada de la vivienda, sacar las basuras y mantener limpio el portal y la escalera. Se llama Paco Pérez y es un señor bajito, calvo y con un bigotillo que mas parece un reguero de hormigas y que los vecinos llaman “bigotillo fascista”. Todo el mundo le llama el PP. Mas que portero parece policía porque me ha hecho un completo interrogatorio.
Que de donde somos, que como nos llamamos, que en que trabajamos, que cuanto tiempo vamos a estar, que por que nos hemos venido a Seseña, etc. Cuando me ha preguntado si somos pareja Fina y yo y le he dicho que no, el tío ha puesto una sonrisa de lo mas malvada y me ha dado un codazo. Parece ser que el sexo aquí es algo que produce sonrisas entre la gente aunque mis investigaciones en Internet me dicen que debe de ser algo muy doloroso en la Tierra porque veo caras crispadas y gemidos en las fotos y vídeos que muestran el tema. Eso además de que es algo como baboso.
No entiendo las ganas de procrear de esta gente por medios primitivos y dolorosos pudiéndolo hacer como nosotros. Porque además esta gente cría el bebé en la barriga de la hembra, con lo cómodo que es depositar las esporas en la Fábrica de niños y volver cuando ya han pasado el estado de larva y crisálida para que te los entreguen.
Yo le he dicho a Paco, que Fina y yo somos escritores y hemos venido aquí a hacer un trabajo porque este lugar es muy tranquilo. Creo que Paco no se lo ha creído. Paco es muy cotilla y me ha hecho una descripción completa de todos y cada uno de los habitantes del bloque, poniendo especialmente en las mujeres a las que mira con cara de loco. Pues bien, anoche me dijo, "don Micaé, se va usted a venir conmigo esta noche a tomar unos chatos y le enseño el barrio y luego nos vamos de picos pardos". Y acepté porque era una buena oportunidad de ampliar mis conocimientos de los humanos.
Los chatos se toman en unos establecimientos especiales. Te los sirven sobre un murete en un recipiente de cristal y es un líquido oscuro que al principio te sabe a rayos pero que luego te va gustando. Cuando llevas varios te empieza a entrar una euforia pero, si sigues bebiendo, de la euforia pasas a los mareos y de ahí al baño donde lo expulsas todo que es lo que me pasó a mi mientras PP se reía a carcajadas. Luego de tomar un poco el aire y algo de alimento me repuse y entonces el PP con sonrisa malvada me dijo "y ahora nos vamos ar puticlú".
Y me llevó a un edificio lleno de luces de colores por fuera y un dibujo en forma de corazón intermitente y luminoso dentro del cual ponía “Venus”. Así que entramos y, de pronto, me encuentro en la casi completa oscuridad. Apenas distingo una barra de un bar y bastantes personas en él. Los hombres, típicos del barrio, muchos de ellos aún con sus monos azules de trabajo, manchados de escayola o pintura, por venir de los edificios cercanos en construcción, y algún espécimen de traje y corbata, reían y bebían.
Las mujeres eran totalmente diferentes a las de la calle. Primero porque eran de distintas razas: blancas, negras, amarillas, etc., porque hablaban diversos idiomas ( ahora agradezco el traductor insertado que llevo en el cerebro) y lo que mas me llamó la atención: iban vestidas con ropa muy ligera bueno vestidas es un decir porque casi no llevaban ropa. Paco me llevó a la barra y pidió dos bebidas de un color negro y burbujeante a la que adicionaron piedras de agua y un líquido transparente de fuerte olor. Le di un trago. y me gustó, notando como mi cuerpo se iba poniendo eufórico por momentos.
Al poco llegaron dos chicas rubias platino y se pusieron a charlar con nosotros, o mas bien una con cada uno. La mía se llamaba Ulrike y decía que era de Kazajstán un país muy lejano. Según la estética terrícola era guapa: 1,80 de altura, busto prominente, trasero respingón, labios hinchados por la adhesión de alguna sustancia gelatinosa como en el busto, un Kg. de maquillaje cubriéndole la piel y olor a colonia pegajoso de lo que llaman en Seseña pachuli. Hablaba conmigo como si me conociera de toda la vida, llamándome chato, guapo, cielito, cariño, calvito azulado, etc., hasta me llamó extraterrestre lo cual disparó mis alarmas. En seguida me dijo: Superrrman, vámonos a sitio reserrrvado donde tu y yo podamos jaserrr l'amorrrr.
A mi me sorprendió esta muestra de afecto porque acababa de conocerla, es mas sospecho que hablaba conmigo porque las copas las pagaba yo. PP me pidió prestado un billete morado y desapreció con la otra rubia y a mí, Ulrike me cogió de la mano y tiró de mi, no sin antes haberme pedido un par de estampitas moradas "para comprar frutos secos" o al menos eso dijo. Pues nada que me mete en una habitación y nada mas cerrar la puerta se me desprende de su vestimenta. Bueno yo no estaba preparado para ver un desnudo de humana porque, aunque había visto vídeos, no me había acostumbrado a su aspecto tan feo aunque ahora en la realidad me pareció mas feo aún.
Me dijo que me desnudara para jasé lamó y entonces entendí que deseaba aparearse sin producir esporas algo que le pregunté y que ella sintió con un movimiento de cabeza. Bueno, pensé, no me apetece ni desnudarme ni intercambiar goce con una terrícola no obstante, al estilo de Raticulín, saqué mis dos antenas retráctiles de mi sien y me dispuse a mirarla para iniciar el cortejo y luego con una excusa irme, pero de de aparearme nada de nada porque no era mi tipo, además en Raticulín somos muy románticos y no hacemos las cosas de esta manera. Ella estaba quieta, embobada, sin decir esta boca es mía. Yo estaba esperando a que ella sacase sus antenas para intercambiar ondas electromagnéticas que nos produjesen el inicio del cortejo, pero, al ver que no lo hacía le mandé la primera descarga justo a su frente. Lo resultados no fueron los esperados: no solo no gozó sino que dio un enorme grito de dolor y su pelo se le chamuscó dejándole una calva por encima de la frente. Se ve que las terrícolas no tienen escudo protector bajo su piel craneal.
Al oir los gritos de ella abrieron la puerta y aparecieron cuatro hombres con aspecto de gorilas y Paco Pérez en paños menores. Los hombres hicieron ademán de querer pegarme pero PP consiguió por mor de un puñado de estampitas que tomó de mi maletín, convencerlos de mi inocencia, sacarme de allí a prisa y corriendo, coger el coche y huir de del edificio.
Por el camino Paco reía, me llamaba monstruo, degenerado, picarón y mil cosas mas. En fin que ahora me llaman en el barrio Micaé er der Sado porque lo que son las noticias aquí corren mas rápidas que en las mega redes mediáticas de mi planeta.
En fin voy a enviar este informe top secret al Gran Amo. Y esto no se lo cuento a Fina y Segura no sea que le de un ataque de risa y tenga que llamar a un hospital volante de los que están por las galaxias para que la atiendan.