miércoles, 18 de marzo de 2009

¡Caníbales!


Ayer me quedé horrorizado. No tenía sueño y puse la TV pasada la media noche. Había muchos programas para vender utensilios de cocina “mágicos” para los terrícolas: cuchillos divinos de la muerte, bayetas que quitan el polvo a la primera pasada, picadoras manuales que todo lo cortan, bolsas para almacenar ropa al vacío, tapas para conservan alientos en recipientes, sartenes divinas, etc.

Esto me dio una idea de regalarle a mi omaíta el día de la madre un artilugio de estos o varios, para que me me cocine unos platos estupendos, jejejeje.

Normalmente sale un señor gordito y con bigote, vestido de cocinero que es el que hace las demostraciones y uno delgado que se hace el tonto y es el que pregunta, pero para mi que ya lo tienen ambos todo estudiado. Luego dan un teléfono y siempre dicen: si llama en un par de horas le regalamos, bla bla bla.

En fin que no me explico como la gente va a tener ganas de comprar un juego de sartenes a las tres de la madrugada.

Bueno pues acaba este programa y empieza otro raro raro raro…. Salían un hombre y una mujer y comenzaban a explorarse sus cuerpos. Analizaban cada centímetro de su piel comprobando la textura de la misma. A veces incluso, ¡cielo santo! Se daban pequeños mordiscos imagino que para saber si la carne era blanda o dura. Incluso a veces pasaban la lengua, ¡horror!, estaban comprobando si esa carne tenía buen sabor. La escena se desarrollaba en la cocina y en un momento dado, atando cabos, por fin caí en la cuenta, ¡eran caníbales!. Horrorizado apagué el televisor para no ver lo que seguía (imagino que el usar los utensilios de cocina) y tuve que, mediante telepatía, hacer relajación para poder dormir.

Por la mañana se lo conté a Paco Pérez y no solo no le dio importancia sino que se reía a carcajadas. Realmente a estos humanos jamás los entenderé.

Gran Amo no se que deberíamos hacer si invadirlos o fumigarlos. Porque esta gente no tiene arreglo. Vd, verá.

viernes, 6 de marzo de 2009

Añoranza


Un mes hace si, se fue a Raticulín a lo que llaman los terrícolas asuntos propios. Y la verdad que su ausencia se nota. La casa está vacía y no la pueden llenar los gritos de Omaíta. Nadie reñía como ella, hasta eso echo de menos. Ahora ya no disfruto yendo al supermercado, luego de hacer una lista debatida y consensuada, ya no encuentro las cosas cambiadas de sitio, ni tapetitos de crochet bajo cada objeto que hay en cada mesa.

Ya no le pongo zancadillas a Héctor Vito, menudo c…., al salir del ascensor ni le echo bromuro en su café, total ya no me puede hacer la puñeta. Lo último fue ponerle un anónimo clavado en la puerta de su gimnasio, que decía así:

 En este “Gym” chiquitito

Se  musculan los niñatos

A golpes de aquel silbato

Del que se llama  Héctor Vito.

Misterioso, pero cierto:

Como, con tan grande cuerpo

Tiene tan pequeño el  pito

 ¡Ah! Cada día me identifico con este planeta de terrícolas desquiciados.

Los informes al Gran Amo los hago a medianoche en la soledad de mi cuarto, pero ya no me los puede corregir. Ahora que en secreto le descargué con el E-Mule la antología completa de Rocío Jurado ( lo siento mi amoooool, lo sientooooo), Isabel Pantoja y Joaquín Sabina no tengo a quien dárselos.

Como aquí pronto será primavera en Raticulín y el campo se llenará de un color azul intenso…como su bella piel raticuliana. Su perfume, ella usaba "eau de alien" que a mi me encantaba, aun está el frasco en el baño y a veces voy a olerlo para recordar.

Ya ni salgo por las noches con Paco Pérez, no me apetece, total no está ella aquí para reñirme. Que gran verdad esa que dicen los humanos que las personas de tu vida son las que echas de menos cuando faltan.

Años luz de distancia no pueden borrar su imagen de mi mente, allá donde esté, siempre vivirá conmigo en mi recuerdo. Ojalá vuelva.

En fin, voy a desconectar mi centro neuronal y a hibernar todo el fin de semana, a ver si se me quita el color verde tristeza que tengo. Que a mi el Prozac no me hace efecto.

martes, 3 de marzo de 2009

Enamorarse


Entre las cosas mas sorprendentes que he visto en los terrícolas es eso que llaman el amor. Voy a tratar de explicarlo con un ejemplo: imaginad que todas las mañanas al ir al trabajo coincidís en el ascensor con la vecina del quinto izquierda. Evidentemente uno que es hombre la mira y observa que es guapa sin mas pensamientos. Pero un día, aparte de saludarla comienzas a hablar con ella y empiezas a ver en ese encuentro matutino algo muy atrayente. Ya no la saludas con desparpajo sino que empiezas a ponerte nervioso. Ya no eres tan espontáneo sino que comienzas  a pensar lo que le vas a decir la noche anterior. Por primera vez te quedas embelesado mirándola a los ojos y piensas, si tú le agradas.

Luego comienzas a pensar en ella mucho tiempo y a imaginar momentos vividos a su lado que nunca han ocurrido. En el trabajo la gente te nota mas alegre y a veces te pillan con cara de bobo mirando al techo. Y esa chica que hasta hace poco era una mas, te parece ahora diferente a todas: es la mas guapa, la mas encantadora, la mas inteligente, la mas de lo mas.

Un buen día, después de una estrategia cuidadosamente planeada la invitas a ir al cine, luego de descubrir que ella es muy aficionada al séptimo arte y ella acepta. Vuelves a casa dando saltos de alegría y en tu cabeza solo ves fuegos artificiales. Y te vuelves cursi, muy cursi, todo el día pintando corazoncitos y mandándole sms a tu enamorada.

Luego viene un tiempo como de estar flotando y que deseas que no termine nunca.

A mi me gustan las pelis terrícolas de amor en la que primero se aborrecen y mas tarde se les cae la baba a los dos. ¡Cielo santo, lo que he dicho!, ¡zambomba!,.........

 Sobre el amor Paco Pérez es muy escéptico y me recitó un poema popular en un pueblo vecino que he mandado decodificar a Raticulín. Dice así:

 

"A un quinto que era de Pinto

Amó la hija de Modesto

Mas con tan mudable instinto,

Que antes de olvidar el quinto

Le empezó a gustar el sexto"